martes

1853

Dejarte no fue fácil para que hoy vuelvas a mí con cara de inocente y esa voz de yo no fui.
Mira que adentro mío hay un deseo de venganza, de hacer pagar tus culpas, y dejarte sin fianza.
Pensar que ya no puedo ni adorarte como antes, porque estoy ocupada en culparte.
Quisiera encerrarte y no dejarte salir más, mostrarle a los demás todo el dolor que me causas.
Culpable, sos el único culpable, yo te acuso y te maldigo, te destierro de mi alma y mi corazón.