A pesar que
la luna no brille mañana, dará igual, sólo verte
reír es lo que hace feliz a mi alma. Y es verdad que una mirada
distinta o algún gesto más frío se clava en mi pecho, divaga del
desconcierto, pero amor, ahí está la magia.
Ahora que te
veo niño, ya te echo de menos. No
imagino mis heridas si algún día te vas lejos.
Y es que quedan tantas cosas por contarte y que me cuentes, tantos
ratos y pasiones por vivir a tu lado.
Y ojalá que nuestros ojos sí brillen
mañana, que tu voz siga pidiéndome a gritos amor, a gritos de
esperanza.
Ahora que te tengo no pienso perder el tiempo, ni perderme por mi absurdo ego ni
un solo momento; se esfuma el miedo.
Que
tu luz brille por siempre porque tu te lo mereces y perdona si
algún día pretendí que no fueras tu mismo.