lunes

1876


A veces cuando siento que te callas me regalas mil “te quiero” con tan solo una mirada, se refugian en tu cuerpo mis caricias, valen más que las palabras. Prefiero que me alivies con un beso, que me lleves de la mano por si alguna vez me pierdo, pero deja que me pierda hoy en tu boca que a menudo me castiga sin piedad y luego me provocas. Desnudémonos el alma arrancándonos la ropa, que no llegue la mañana, quiero que te vuelvas loco. Loco tenerte así, tan loco como el agua en el mar golpeando en las rocas, sintiendo que me inundas poco a poco. Sin más enloqueces, y mas, porque yo ya estoy loca. A menudo me castigas sin piedad y luego me provocas, loco.
Te callas, no me hablas, no lo entiendo. Ahora siento que el silencio es el culpable de este miedo, que del miedo voy perdiendo la cordura, pues prefiero ser la loca que a tu lado va rozando la locura.