Ahora estoy
delante tuyo y no sé que decirte.
Tanto tiempo para pensar esto, y no sé cómo actuar. Quería que llegara este
minuto, este segundo, pero tengo miedo, miedo de
que te arrepientas de haber llegado hasta aquí y te vayas, miedo de
parecer una idiota al no decirte nada, miedo de que de repente algo en mi
barriga me impida actuar. Algo me dice que no lo haga, que
aparecerá una rubia de metro ochenta a llevarte con ella. Pero hay algo
que me recuerda que si dijera eso en voz alta
delante tuyo, te lanzarías a mi haciéndome jurar que nunca más diría eso,
que soy perfecta, que me amas, que soy la única con la que ha llegado a tocar
el cielo. Y ahora te miro, me acerco, te beso, y
lentamente, sin palabras, te digo que te
quiero como a nadie.