Me
llevas de la mano al infinito que no creo, ese famoso lucero que se encuentra pero no se ve. A veces yo te miro desde abajo como me impulsas a lo
lejano, siempre juntos hasta el fin. El pensar mucho es bueno pero, demasiado para lo
normal y te hace ver que todo está mal. Siempre los vi de la mano a esos tontos enamorados pero no
me sentía ahi. Ahora entiendo esa cadena que me lleva y me
sujeta, pero me encanta el andar.
Quiero
correr cuando no puedo, quiero amar (mas cuando bebo) y me encanta oirte cantar.