lunes

197O


Sonreís y un berretín universal de momentos placenteros se presentan, desearía que pudiera perpetuar el instante en que tus dientes se me ostentan. Bebo el whisky de tu lengua, y ahí nomás, con el alma copeteada te sostengo.
Me someto así a tu entrega. Me rescata, me enloquece y me sosiega. Ya no somos dos ahora, se fundieron nuestros fuegos en tu alcoba.
Un pasado infortunado, y su intención de instalarse eternamente en tus adentros se convierte en mi rival de estación, y yo sé cómo ganarle a esos espectros.
Es la base de la dieta del amor: mucha risa para que no nos duela nada. No hay vestigios de tragedia en tu colchón, porque sobran, porque sobran carcajadas.

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