Te conocí viendo pasar trenes que nunca regresaban. Yo esperaba a otro hombre en la estación, parecía
cansada. No supe qué decir. Se quedó un ángel dormido en mi garganta.
Al fin el tiempo nos reunió como a
planetas que orbitan. Coleccionabas soles, me dijiste, te enseñé mis heridas.
Yo me solté el pelo y amarraste las horas con tu cinta. Y ahora te miro, tras tantos días, creo que aún te debo muchas
canciones.