jueves

1997


Te conocí viendo pasar trenes que nunca regresaban. Yo esperaba a otro hombre en la estación, parecía cansada. No supe qué decir. Se quedó un ángel dormido en mi garganta.
Al fin el tiempo nos reunió como a planetas que orbitan. Coleccionabas soles, me dijiste, te enseñé mis heridas. Yo me solté el pelo y amarraste las horas con tu cinta. Y ahora te miro, tras tantos días, creo que aún te debo muchas canciones.