Dando un
navajazo al tiempo, tras tomar algunas copas me
jugaré un beso en su boca, pondré bajo llave al
miedo, y comprobaré de nuevo que los labios del pecado abren mil veces más puertas que los besos que no
has dado.
Ella me hará
alunizar a la hora de la siesta y yo cambiaré aquellas dunas por canciones como
esta. Y aunque con abolladuras, rescataré su corazón del cubo de la basura.
Pero él
querrá algo más y yo nunca supe dar promesas. Que no hay un corazón
que sepa andar cuando le golpea la exigencia.
Pero
él querrá algo más, algo que durara para siempre y no se si podré dar algo más
que un amor eterno de tres meses.
Y quizás yo
di algo más, todo lo que no he dado
otras veces y puede ser que aprenda a sumar al
amor eterno algunos meses.