Ella también
quería querer de esa forma tan bonita y tan
estúpida. De ese modo tan ridículo y tan romántico.
Ella también
quería esa simplicidad, esa sonrisa imborrable y
ese corazón inquieto. Quería esas noches en vela y no por desvelos si no
por una manada de mariposas en el estómago. Quería
ese calor que tiene nombre y olor propio, y cuando esté muy muy cansada, un beso en la frente.
Ella también
quería esa risa sincera y
bobalicona, esa que se reconoce en la cara de los enamorados, ese flotar
y no andar, ese mirar y no ver, ese sentir y no pensar... Esa tranquilidad inestable.
Sí, ella
también lo quería.
Y no hablo de mi. ↑